Colección Cien (2 de 4)

Colección Cien de Alianza Editorial


Continuamos con las reseñas de los siguientes diez ejemplares de mi Colección Cien:

 –32. Animales en general. Gerald Durrel. Ensayo.
Este libro ha sido un grato y genial descubrimiento. Recoge las charlas que el autor dio en la BBC y supo transmitir un estilo ameno. No sólo se dedica a transmitir conocimiento, sino también sus propias vivencias como naturalista.
Son tres charlas sobre animales y sus características. Cada una es totalmente distinta pero todas plenamente disfrutables.


–33. Mi Cristina | El mar. Mercè Rodoreda. Relatos.
Comenta la contraportada sobre esta autora que sus personajes despiertan en el lector 'un amplio registro de emociones'. A mí estos dos relatos sólo me transmitieron aburrimiento.
Tanto el uno como el otro no transmiten, no van a ninguna parte. El primero es básicamente un monólogo de un marinero que raya en el surrealismo. El segundo es una conversación de varias personas en el banco de un plaza que tampoco conduce a ninguna acción.


–37. Riánsares y el fascista | La capital del mundo. Juan García Hortelano. Relatos.
Estos dos relatos son bastante dispares. Mientras el primero es largo y abundan los diálogos, el segundo es muy corto y sin diálogos. Un pecado que comparten ambos es que no sabe quién está narrando. En ambos es una primera persona, ¿el autor?
En Riánsares y el fascista no se indica quién es el protagonista ni la edad. Eso sí, le mete mano a toda la que puede con total impunidad. Tampoco se indica en ningún momento quien es Riánsares, tan sólo que es una mujer de edad indeterminada, ¿criada, amiga de la familia? No es Riánsares la protagonista, de hecho aparece intermitenmente y al final aparece en un par de páginas en los que tampoco se sabe muy bien que ocurre pero parece que tenía que hacerlo así para justificar el título del relato.
En el segundo 'relato' ocurre otro tanto de lo mismo. No se sabe quien es el que narra en primera persona. Se habla al principio de una explosión en una calle pero no se vuelve a mencionar. El resto de páginas es un halago continuo a Madrid disfrazada de reflexión. Me dio la sensación de que el autor no viajó mucho, que apenas salió de su villa, lo cual es normal teniendo en cuenta que su vida fue la posguerra y el franquismo. No era fácil ver mundo.


–38. Muerte de Sevilla en Madrid. Alfredo Bryce Echenique. Relato. (releído)
Creo recordar que el único libro que he abandonado fue de este autor. Parece que la única capacidad que tiene este autor es la de rellenar páginas a base de repetirse una y otra vez. La 'historia' podría haberse contado en diez páginas en vez de en sesenta, si que es a eso se le puede llamar historia.
Hay una obra de Lope de Vega llamada El caballero de Olmedo. La gracia de esa obra es que ya se sabía por una coplilla popular que al caballero de Olmedo lo mataban de noche. La gente iba porqué querían saber quien era realmente ese caballero, quién le mataba y porqué. Muerte de Sevilla en Madrid ya te está diciendo en el título cual es el desenlace, pero todos los personajes son patéticos del primero al último, la acción es de lo más común (un viaje turístico) y la muerte es ridícula.
Nuevamente he cerrado un libro de este autor con la sensación de que se ha reído de mí.


–41. Sub rosa. Juan Benet. Relato.
Este relato es curioso. Al principio da la sensación de estar leyendo un texto jurídico al explayarse sobre el juicio al capitán Valentín de Basterra, a su deseo de no defenderse, a no querer el indulto... Después de ese caos retrocede para contar el estado de la navegación en el Nuevo Mundo en aquel tiempo y darnos datos sobre Basterra. Luego pasa a la historia que desemboca en el naufragio del Garray. Sin embargo cierra el relato con la sensación de que se nos han dado migajas, que falta aún mucho que contar sobre la vida de Basterra, de porqué hizo lo que hizo y que relaciones tenía con otras personas, tanto dentro como fuera del barco. Termina de una forma totalmente abrupta dejando sólo dudas.


–43. La infancia de un jefe. Jean-Paul Sartre. Relato.
El único 'pero' que le puedo poner a este libro es que la editorial decidiese poner un tamaño de letra muy pequeño y ni una sola línea de separación entre un párrafo y otro. Parece que bajo ningún motivo querían que llegase a las cien páginas (se queda en noventa y cuatro). Yo le habría dejado llegar a las ciento veinte, ciento treinta en pro de una mejor legibilidad. Sin duda alguna se lo merece.
No me esperaba gran cosa de este relato. De hecho me esperaba un tremendo tostón, impresión que reafirmó en las primeras páginas en las que se empieza en los primeros años de Lucien, el protagonista. No se especifica la edad pero Lucien anda, habla y se hace un lío con mil cosas que como infante es incapaz de entender. Esa primera confusión va desapareciendo para ser sustituida por otra, la de la adolescencia. Pasa por varias etapas en busca de respuestas para su propio comportamiento, su razón de existir. Es interesante ver esas etapas, como las vive, como va mutando su propia conciencia.
Para ser un relato corto es una lectura larga pero más que recomendada.


–44. La fiesta. De las Saturnales a Woodstock. Klaus Bringmann, Peter Blickle, Hermann Schreiber y Uwe Schmitt. Ensayos. (releído)
Este libro es una reducción de uno mucho mayor llamado La fiesta: una historia cultural desde la antigüedad hasta nuestros días. Mientras que el original cuenta con veintitrés ensayos este sólo cuenta con cuatro. Fueron escritos para la radio alemana.
Al contrario que el libro de Durrel (el 32) no he disfrutado estos ensayos. Mientras que aquel tenía un carácter ameno a la par que didáctico los ensayos de este libro parecen escritos por recién egresados universitarios que han buscado información sobre las distintas festividades y la han plasmado sin aportar poco más. Teniendo en cuenta que dichos textos estaban destinados para ser emitidos en la radio... no me quiero imaginar cuanto gente se quedó dormida escuchándolos, cambiaron de dial o apagaron el transistor.
Interesantes desde el punto de vista histórico pero muy aburridos.



–45. Maese Pérez, el organista | La corza blanca. Gustavo Adolfo Bécquer. Relatos.
Aquí tenemos un problema. No son realmente relatos sino leyendas populares recopiladas por Bécquer. No tendría mucho sentido hablar sobre las leyendas en sí. Surgen como surgen y no se puede esperar que una leyenda tenga una buena calidad literaria.
Lo que sí se puede reseñar es la habilidad del recopilador para darle la forma adecuada a la leyenda. En ese sentido opino que Bécquer logró darle a cada una de estas dos leyendas el tono adecuado para cada una de ellas. Por ejemplo en la primera usa en varias ocasiones a la típica vecina que no se calla ni debajo del agua para explicar el paisanaje y demás circunstancias que ocurren en Santa Inés. En la primera ocasión le concede para ella sola el primero de los cuatro capítulos del relato. Aunque la primera sensación fue repelerme lo cierto es que a medida que habla te vas haciendo una idea perfecta de la situación y de cuales son los personajes de la historia; y al fin y al cabo es normal que esté allí, que sea la típica persona con ex abruptos de locuacidad. Bécquer la usa como un acertado recurso para la narración de la leyenda.


–46. Anaconda. Horacio Quiroga. Relato.
Por norma general no me gusta que la supuesta protagonista tarde una eternidad en aparecer. En este relato titulado Anaconda la propia Anaconda no aparece hasta el noveno capítulo... y la historia termina en el undécimo. Sin embargo es una norma que puedo pasar por alto esta vez dado que en realidad y pesar del título Anaconda no es la protagonista, sino el Congreso de las Víboras. El hilo narrativo lo llevan varias serpientes, tanto con veneno como sin veneno. El Hombre ha llegado a su pequeño rincón y deben tomar medidas. En determinadas partes alguna de ellas actuará en solitario y en otras partes actuarán en dúo e incluso en grupo.
La historia es muy entretenida y merece la pena tanto su lectura como su relectura. Me recordó a los libros infantiles, a las fábulas en los que los animales hablaban y se relacionaban entre ellos aunque aquí no hay tono infantil. Las Víboras se consideran a sí mismas como la Muerte y no dudan en actuar contra su peor enemigo.


–48. La búsqueda de las especias. Carson I. A. Ritchie. Ensayos. 
(releído)
Apenas recordaba este libro a pesar de tenerlo apuntado como relectura. Consta de tres ensayos, uno sobre la búsqueda de las especias, otro sobre la alimentación en el mar y finalmente otro sobre los alimentos de América.
Es una lectura bastante amena. No se basa en aportar datos y ya está sino añadir también una narrativa, una progresión al avance descubridor y las medidas que cada nación tomaba en sus respectivas colonias. También habla del escorbuto, de cómo se descubrió y cómo se combatió, muy a pesar de todas las reticencias que había, como que el tomar frutas no era sano ni curaba nada...
Me ha encantado la parte en la que hablan del origen de los bucaneros, de cómo los españoles atacaron la isla de Tortuga para eliminar a unos vendedores de un tipo de carne llamada boucan. Con ese ataque crearon un enemigo tan feroz que el imperio español no pudo expandirse como le hubiese gustado al tener que estar defendiéndose continuamente de su propia creación.
Lectura entretenida e instructiva, perfecta combinación.

Publicar un comentario

0 Comentarios